miércoles, 4 de enero de 2017

Todo es posible ― Concurso de cuentos de Navidad


¡Feliz año chic@s!

Ya estoy de vuelta por aquí y esta vez con una locura a la que me he atrevido a lanzarme.

Zenda, la web de literatura en la que colaboran escritores como Arturo Pérez-Reverte, organiza un concurso de cuentos de Navidad y a mí me encantan los concursos y aún más si se tratan de escribir, así que he decidido participar. Como para ello hay que colgar el cuento en alguna red social o blog, he pensado que sería una bonita forma de felicitaros las fiestas compartiéndolo aquí, con vosotros.

Espero que os guste. Ah, y... ¡felices reyes!



Todo es posible

Silencio interrumpido por pequeñas voces agudas que cantaban en la fría noche; lejano olor a leña que de un modo inexplicable te hacía sentir en casa; calles nevadas que, sin bien impedían o hacían difícil el tráfico, te recordaban a la niñez, haciendo que las comisuras de tus labios se elevasen formando una sonrisa.

Había llegado su época favorita, una en la que todo se llenaba de luz y de color, que le traía de vuelta la ilusión y la acercaba a esos años de tierna inocencia, que la llevaba a creer que estaba en una de esas películas americanas que tanto le gustaban. Soñadora de nacimiento, su mente creaba un sinfín de historias con tal solo respirar el aire de esa época del año. 

El olor a castañas asadas, las últimas que se verían hasta el año siguiente, el tránsito de visitantes y lugareños, los adornos en las fachadas de las casas, no se perdía ni un solo detalle mientras caminaba arropada dentro del cálido abrigo blanco, su favorito cuando las temperaturas descendían drásticamente como había sucedido en la última semana.

Sin embargo añoraba que fueran sus brazos, esos que no sentía desde hacía mucho tiempo, los que le dieran calor y sustituyeran el refugio artificial en el que se arropaba; su fragancia al café más puro la que inundara su pituitaria. Su memoria empezaba a mezclar recuerdos con escenas que solo sucedían en su imaginación como consecuencia de lo mucho que la avivaba él con cada videollamada compartida y cada vez le resultaba más difícil discernir las que habían sido reales de las que no. Tres años sin estar uno al lado del otro por su trabajo que le llevaba a estar viajando de un país a otro sin parar, sin poder abrazarse y acariciarse, era demasiado tiempo y más aún en unas fiestas familiares como las de esa época.

 Como si de una invocación se tratase, cual milagro de la Navidad típico de esas escenas que tantas veces ha visto en la televisión, sintió su rítmica respiración tras ella mientras sus brazos rodeaban su cintura.

― ¿Me extrañabas? ―le preguntó como si hubiese leído su mente. Su voz grave sonó con firmeza y al mismo tiempo con un amor que hacía mucho que no escuchaba.
― Dicen que esta es la época de los milagros y empiezo a creer que es cierto ―le respondió antes de girarse entre sus brazos para besarlo frente al gran árbol protagonista de la navidad en aquel pequeño pueblo que estaba tan lleno de magia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario