viernes, 10 de julio de 2015

Anne, la tigresa

Después de mucho meditarlo, he decidido lanzarme a la aventura, y vosotros diréis ¿qué aventura? Empecemos desde el principio.

Me llamo Anne, tengo veintiséis años y soy psicóloga. Nunca pensé que podría decirlo pero si, el pasado año conseguí licenciarme después de arduos años intentándolo. Pero ese no es el caso, no he conseguido reunir las fuerzas necesarias para comenzar a escribiros y aburriros con mis estudios. No, el propósito no es ese. Os preguntaréis, ¿cuál es entonces?

Además de psicóloga soy ama, no ama de casa, que también pero no, me refiero a ama en el campo sexual, ese que tan de moda está desde que apareció en las librerías la archifamosa saga de E. L. James. Eso sí, yo no tengo nada que ver con Christian Grey, nada más lejos de la realidad.

Mi sueldo, ese que consigo de los trabajos temporales desde que tengo edad para salir al mundo laboral, llega escasamente para pagar el alquiler del piso y comer, de modo que no tengo un Charlie Tango ni nada parecido, no puedo permitirme lujos ni un ático de vistas de ensueño. Pero no me quejo, mi piso de treinta metros cuadrados con vistas a la playa es mi gran tesoro.

Como comprenderéis, poco hay que contar nuevo sobre el sado que no se haya escrito ya, y no es mi intención hacerlo, solo quiero darle a mi mente algo en lo que trabajar este verano en el que tampoco ha salido la oportunidad laboral que espero. Y si además con ello consigo llegar a quienes, como yo, se resisten a aburrirse en el verano, mejor aún.

Os escribo esta entrada desde mi adorada playa mientras espero que mi sumiso llegue de trabajar, dejándome llevar por el rumor de las olas y refrescando mi mente en busca de nuevas ideas para esta noche, pero lo mejor será poneros en antecedentes, no voy a desvelaros nada antes de que conozcáis todos los detalles.

¿Os apetece? ¿Queréis conocer mi historia? Yo voy a darme un baño para tomar aire antes de continuar tecleando, y así espero vuestras respuestas.

Nos vemos en un rato.


PD: Si la respuesta en un sí, podéis llamarme Tigresa. Os explicaré por qué en la próxima entrada.